La innovación impulsa desarrollos que anteriormente eran impensados y hoy se posicionan como motores clave para mediados del siglo. La revista Science Focus detalló sobre los avances emergentes que plantean un cambio estructural global
La velocidad a la que se desarrollan los avances científicos parece encaminar a la humanidad hacia un cambio estructural en la manera en que se vive, trabaja y se habita en el planeta (incluso más allá de él). Proyectos que alguna vez fueron terreno exclusivo de la ciencia ficción empiezan a delinearse como realidades factibles.
Desde innovaciones médicas a escala nanométrica hasta modelos energéticos sostenibles fuera de la Tierra, los próximos 25 años podrían inaugurar una nueva era tecnológica. El portal Science Focus identificó diez invenciones emergentes que podrían definir nuestra vida diaria hacia mediados de siglo.
La nanotecnología médica aprovecha las propiedades físicas y biológicas que se manifiestan a escalas minúsculas para ofrecer terapias más precisas. La posibilidad de encapsular medicamentos en nanopartículas permite dirigir el tratamiento al sitio exacto donde se necesita, reduciendo efectos colaterales y evitando que el sistema inmunológico los bloquee antes de cumplir su función.
Estas tecnología podría sortear barreras biológicas como la hematoencefálica, clave para tratar enfermedades como el Alzheimer. Además promete mejorar el contraste de imágenes en resonancias magnéticas mediante nanopartículas de óxido de hierro. La combinación de estas técnicas con metamateriales promete procedimientos más complejos y menos invasivos.
La extracción de recursos fuera del planeta es ya técnicamente viable. Asteroides ricos en metales raros y la Luna —con abundantes depósitos de helio-3, útil para reactores de fusión— se perfilan como fuentes energéticas y materiales estratégicos. Sin embargo, los riesgos económicos persisten: el ingreso masivo de ciertos minerales podría desestabilizar los mercados.
Para Andrew May, doctor en astrofísica y autor de The Space Business, aunque proyectos como la minería de asteroides son plausibles desde la ingeniería, el retorno financiero a largo plazo hace que resulten inciertos para empresas privadas. En cambio, señaló que los gobiernos podrían concentrarse en la captación de energía solar desde el espacio, una fuente inagotable y mucho más eficiente que la terrestre.
El almacenamiento energético representa uno de los mayores desafíos para la transición ecológica. Las actuales baterías de ion de litio no son suficientes para cubrir las exigencias de transporte o almacenamiento masivo. Según John-Joseph Marie, analista principal del Faraday Institution, hacia 2050 se espera la adopción de nuevas químicas como las baterías de flujo o metal-aire, y los ánodos de silicio en dispositivos portátiles.
Por su parte, los supercondensadores que almacenan energía mediante cargas eléctricas en lugar de reacciones químicas, también ofrecen tiempos de carga extremadamente breves y una durabilidad de hasta medio millón de ciclos, una ventaja potencial para vehículos eléctricos.
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